01-11-2010 /13:00:31

La colección naval de Miguel López Mateo no puede zarpar

Desde hace 40 años Miguel López Mateo atesora en su casa cerca de 400 objetos relacionados con el mar, conformando unas de las colecciones de objetos navales más importantes de Europa.
Hace cinco años el alcalde quedó tan encantado con ella que propuso reunir en un local del Centro Histórico una pequeña muestra para, con el tiempo, crear el Museo Naval de Málaga. «La idea del museo empezó ahí», resalta Miguel, que cuenta que se llegó a barajar un local cerca de la plaza de la Merced.
A día de hoy y tras numerosas reuniones con el Ayuntamiento, para Miguel y su hijo Dirk todo parece haber quedado en agua de borrajas, por eso han enviado una carta al alcalde en la que, ante la vista de compromisos en firme señalan que se ven obligados a retirar su participación y colección naval para el futuro proyecto de museo marítimo de Málaga.

Por otro lado, la asociación de vecinos de El Perchel ha pedido en los últimos tiempos una reunión con el alcalde para proponer que la colección naval se instale en el barrio en el que nació Miguel López Mateo. De momento, ninguna idea se ha hecho realidad.
Además, en todo este tiempo, tampoco se ha concretado la oferta económica por la colección.
Padre e hijo no obstante, dejan la puerta abierta y se remontan a la primera propuesta, la que el alcalde Málaga hizo en su casa en 2005 y que contemplaba un local en el Centro, para mostrar a los malagueños la colección y luego aspirar con el tiempo a un Museo Naval con muchas más piezas y embarcaciones. .
El cuidado que Miguel tiene con sus piezas es exquisito, pues los aparatos, además de ser desmontados, son pulidos, restaurados, barnizados y metidos en un horno a 140 grados para que no se estropeen.
En la colección puede encontrarse un compresor de aire de 1865 para insuflar vida a un traje de buzo de 140 años. También cuenta con un girocompás de 1915, un sistema que se implantó por vez primera un año antes en el barco Emperador, que hacía el trayecto Nueva York-Hamburgo y que habría evitado el hundimiento del Titanic.
Igual de atractivo es un girocompás, para transmitir órdenes en cubierta, fabricado por una firma de Liverpool que cerró en 1850 o el último cuaderno de bitácora del barco español Joaquín Mumbrú, hundido por los alemanes en 1917. ¿Formarán parte estas joyas algún día del Museo Naval de Málaga?
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, por su parte, ha declarado que está en proceso de creación «un consorcio» para hacer posible el Museo Naval y añadió que «el Ayuntamiento no va a dar pasos antes de su constitución y de que todo se haga coordinado con los que quieran formar parte de este consorcio».


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