07-02-2011 /11:55:53

La nueva fachada de la Alcazaba

Una escalera metálica asciende haciendo zigzag por la pequeña ladera. Gracias a su acabado en tonos pardos se mimetiza con el entorno de rocas y la vegetación. Arriba, al pie de las murallas de la Alcazaba, el paseo continúa por una red de senderos y miradores en varios niveles. El enclave, antaño sucio y degradado, ofrece una imagen totalmente renovada del monumento, a la vez que brinda una panorámica nunca vista del casco histórico y de los alrededores de la ciudad.
El recorrido comienza en Mundo Nuevo, donde se ubicará una de las cuatro puertas. Las otras tres conectarán con la propia Alcazaba; con Alcazabilla, junto al centro de interpretación del Teatro Romano; y con una nueva plazoleta al final de la calle Pozo del Rey. Los senderos son angostos para dar la sensación de los caminos de ronda de las murallas, acorde con la personalidad del monumento, según el autor del proyecto
El objetivo era lograr el mínimo impacto visual, y por eso tienen sección en trinchera, lo que permite que queden ocultos a la vista de la ciudad. Realmente no se asientan sobre terreno natural, sino sobre tres metros de relleno de los escombros de las casas del antiguo barrio de la Alcazabilla, que fueron compactados tras la intervención de Juan Temboury. De esta forma, el sistema de rampas y escalinatas se integra en la pendiente natural del terreno y permite un recorrido más amplio del área arqueológica, que hasta ahora se reducía al ámbito del anfiteatro y que ahora se extiende a la estribación sur del monte Gibralfaro.
El itinerario pasa por tres balcones. El primero, el más cercano a Mundo Nuevo, es el llamado «mirador territorial», porque permite la contemplación de toda la ciudad, los Montes de Málaga y la Sierra de las Nieves, cubierta por una capa blanca. El segundo es el «mirador de Málaga», con una visión frontal del casco histórico, la Aduana, la Equitativa, la Catedral, la calle Císter, la espadaña de San Agustín, San Juan, el Museo Picasso, Santiago y la plaza de la Merced, entre otros puntos.
El ultimo es el «mirador superior», que ofrece una perspectiva única del Teatro Romano desde arriba. En el futuro estará conectado con la propia Alcazaba, de manera que el sendero se podría integrar como parte de esta visita. La intervención es doble: de un lado, se recupera la falda de la Alcazaba como un elemento paisajístico, que estaba muy deteriorada; y las vistas permiten un mejor entendimiento de la ciudad.
Desde la cota de la base de la muralla hasta la calle Alcazabilla se accede mediante una escalera en zigzag, con una altura de más de 12,5 metros, que estará cerrada mediante una especie de celosía metálica, para ocultarla y lograr el máximo mimetismo con el terreno, como un traje de camuflaje. Este elemento tiene una doble función: la propia conexión de ambos niveles y la de consolidar un antiguo muro existente en el conjunto, para el que hace las veces de andamio. El efecto que tendrá para el visitante será el contraste de ir por un espacio muy recogido y ver como se abre de repente el monumento.
Los senderos y la escalera están construidos en acero corten (realizado con una composición química que hace que su oxidación proteja la pieza frente a la corrosión), que es un material que se integra perfectamente en entornos arqueológicos, pues se mimetiza, especialmente en vistas lejanas. El firme se ha hecho con arena prensada, un material natural, estable e hidrante, para asegurar el drenaje.
El tercer pilar es la vegetación, mediante la plantación de especies autóctonas mediterráneas para dar continuidad al monte Gibralfaro. El objetivo es que se entienda que la base sobre la que se asienta la Alcazaba es la continuación natural del monte Gibralfaro, y a su vez es el marco paisajístico de la muralla. Se plantarán 85 ejemplares de pino carrasco, con alturas diferentes, de entre 4,5 y 9 metros, para simular un bosque real. Los paseos huelen a tomillo, romero e hinojo, mientras que la ladera que desciende directamente hacia las ruinas del anfiteatro están cultivadas con cáñamo, un arbusto que tiene raíces muy profundas y que sirve para contener el talud, que estuvo sometido durante años a la erosión de las escorrentías de pluviales.


ZEGRÍ | VOLUNTARIADO | ÉRASE UNA VEZ MÁLAGA | MÁLAGA 2016
CURSOS DE FORMACIÓN | AGENDA CULTURAL | GALERÍA FOTOGRÁFICA | CONTACTO