14-12-2009 /20:38:09

La herencia vasca de la finca de La Concepción

Cuando los descendientes de Jorge Loring y Amalia Heredia tuvieron que sacar a subasta, por problemas económicos la impresionante finca que en la que se había convertido La Concepción, Rafael Echevarría Azcárate y Amalia Echevarrieta Maruri, que se habían instalado en Málaga a principios del siglo XX huyendo del clima norteño, no tuvieron ninguna duda en que ese era el lugar que buscaban para instalarse.
Continuaron la labor de la familia Loring Heredia ampliando el jardín histórico y dejando en él una huella personal e imborrable que hoy en día conforman su identidad.
Casi durante 80 años perteneció esta finca a la familia de los Echevarría, tiempo en el que crearon elementos tan significativos como el estanque de la ninfa, la cascada de piedra o el mirador, que se ha convertido en el emblema más notorio del jardín , y que se fecha en 1915.
Pero los Echevarría introdujeron en la finca otra importante novedad: los setos recortados que aparecen alrededor del estanque del tritón, en el paseo de las palmeras y en los nuevos ajardinamientos que llevaron a cabo.
Es fácilmente reconocible la parte creada por los Loring, ya que concibieron el jardín de forma paisajista, tipo inglés, más natural, como un bosque donde el factor sorpresa es importante; los Echevarría sin embargo, ampliaron la superficie con unos diseños más estructurados, más afrancesados, con parterres geométricos y setos que los delimitan.
Pero la Guerra Civil española marcó un triste capítulo en la vida de esta familia. Numerosos muebles y objetos arqueológicos fueron expoliados de la finca . El Servicio de Defensa del Patrimonio Nacional pudo recuperar, a partir de febrero de 1937, una gran parte de los enseres sustraídos, que fueron depositados en el Museo Provincial de Málaga y en los almacenes de La Alcazaba.
Tras la finalización de la guerra empezó la lucha de la familia para recuperar lo que le pertenecía. En diciembre de 1942, la Dirección General de Bellas Artes accede a la petición de la familia. Sin embargo, el delegado en Málaga del Patrimonio Nacional, Juan Temboury Álvarez, se negó terminantemente porque quería por todos los medios que cedieran su colección a Málaga.
Tras un sinfín de misivas y reclamaciones, en 1950 Amalia recibió parte de sus muebles, cuadros, jarrones y lámparas, pero no los 52 restos arqueológicos que se encontraban en la Alcazaba, según se ha constatado en los últimos documentos de 1958.
En 1943, La Concepción había sido declarado jardín histórico-artístico y en 1955 el sobrino de Amalia, Horacio Echevarrieta, un influyente personaje en la España del siglo XX y socio fundador de Iberia e Iberduero, heredó la finca.
En 1990, la finca fue comprada por el Ayuntamiento a los herederos de la familia por 600 millones de pesetas.


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